Sociedad Consciente
Con cada impresión de los sentidos y con la conciencia que la recibe, surgen cualidades de la mente como son preocupación, orgullo, agitación, odio, cordialidad, alegría, claridad o aceptación entre otros muchos. Surgen entre los sentidos y la conciencia, y añaden su “color” a la experiencia. Son lo que llamamos “estados mentales” y la forma en la que tiñen nuestra experiencia nos puede llevar a la felicidad o a la insatisfacción.
Los estados mentales saludables crean una mente sana, los estados mentales dañinos crean una mente angustiada e infeliz. En realidad para comprender esto no nos fijamos tanto en los contenidos de la mente, sino en el estado mental generado. Si modificamos éste, aunque no cambie esencialmente el contenido de la experiencia, habremos conseguido vivirlo de otro modo más feliz. Hay que tener en cuenta que los estados mentales se inhiben mutuamente: es decir, si fomentamos los saludables, los dañinos desaparecerán. Cuando no somos conscientes de nuestros estados internos, nos sentimos controlados por la situación externa: el mundo nos complace en un momento y al siguiente nos defrauda, y nos vemos atrapados en nuestros patrones de apego y frustración.
Al practicar mindfulness con regularidad, aprendemos a ser conscientes de nuestros estados mentales sin que nos atrapen.
¿De qué manera podemos permanecer estables en la observación de los estados mentales? Simplemente somos conscientes de cuando la mente está tensa y cuando está relajada, de cuando la mente alberga odio y cuando alberga amor, de cuando alberga preocupación y cuando está serena. Cuando aprendemos a ser conscientes de nuestros estados mentales, empezamos a ver también la forma en que son habituales, el modo en el que están condicionados.
La neurociencia moderna nos dice que hemos grabado nuestras reacciones del pasado en las sinapsis que envían mensajes de una neurona a otra, lo que hace más probable que en el futuro se envíen ese mensaje ante una situación similar. Prestando atención reconocemos cuando una experiencia va seguida de una reacción automática, y entonces podremos empezar a plantearnos que es posible elegir una respuesta más saludable. Podremos soltar los condicionamientos dañinos, podremos elegir entre practicar la paz o ir a la guerra, entre quedarnos apresados y atascados o liberarnos de los estados dolorosos y sentirnos bien. Podemos desprendernos de la capa de arcilla y dejar que brille el oro del interior.
Jack Kornfield
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